viernes, 10 de noviembre de 2006

Sonetos

Porque amas cada gota de mi ser

Porque amas cada gota de mi ser,
cada menuda peca de mi piel,
cada cabello, uña y respirar,
cada lágrima azul de mi mirar;

porque has mirado, tierno, mi crecer,
regocijándote en mi florecer,
amando cada gesto y palpitar,
mis labios y mi voz, y mi pensar,

por eso puedo erguida caminar
y alzar mi voz alegre, sin temor,
porque me siento dueña de tu amor.

Amor que me ha mirado con placer
gozándose en mi risa y mi candor,
riendo al verme libre bajo el sol.


El enemigo del amor

No hay nada más pequeño y más atroz,
mezquino y falso, pero aterrador,
que eso que llamamos el temor,
que duerme y paraliza con su voz.

No es la muerte humana ni el dolor
lo que quita la vida y la razón,
es ese diablillo del temor
que roba y que devora el corazón.

Pues no es lo contrario del amor
ni el odio ni la envidia, ni pasión
que no sea pareja del pavor.

Sólo con las armas del valor
vencemos a ese engaño cegador
del miedo, que es cobarde bravucón.


Soneto de la barca navegante
con dos versos libres

Yo soy una barca pasajera
bogando ligera por tu mar,
¿me enfrentaré contra viento y marea
o me abandonaré en la pleamar?

El viento del norte me rodea
trayéndome los ecos de tu hogar,
el gran desierto azul se balancea
abriéndose en caminos de cristal.

El mar que me sostiene y que me lleva
puede también hundirme en su coral,
sólo las almas libres y ligeras

cual tablas salvadoras flotarán,
dejándose mecer por la marea,
dejando que las lleve el huracán,

dejándose guiar por las estrellas,
abandonadas en la pleamar.


Esperas en mí, siempre

Son cortas las palabras en mi boca,
minúsculos sonidos balbucientes
que brotan con alegría loca,
¡me inunda tu gozo resplandeciente!

Quisiera vivir siempre a ti abrazada,
y embriagarte en mi beso más ardiente,
aquí estoy, rendida enamorada,
al fin de tu regalo soy consciente.

Apenas doy un paso, tú te avanzas,
y tu mirada me envuelve y me arroba,
si vuelvo a ti mi rostro en mí derramas

tu lluvia de sonrisas y esperanzas;
paciente, siempre esperas en mi alcoba
para que nunca olvide que me amas.


Tú eres mi coraza

Tú eres mi coraza protectora,
bañada en ti me siento invulnerable
es ínfima la fuerza destructora,
guijarro en un mar inabarcable.

Desnuda y quebradiza como arcilla
tu fuego templa mi naturaleza,
tu llama en mi tiniebla siempre brilla,
osada soy, bebí tu fortaleza.

No temo poner el pie en el abismo,
tus manos pavimentan el vacío,
¡locura!, han llamado a mi camino,

mas yo sé que me llevas en volandas,
tan sólo tengo que abrazar tus alas
y reclinarme en ti, abandonada.


Loco dolor impío

¿Por qué, si eres la luz y estás conmigo
la oscuridad me cubre con su manto?
¿Por qué, si eres mi antorcha y fiel amigo
la noche me rodea con el llanto?

Tus ojos temo y tu calor rechazo,
cuando es lo que más quiero, y siento frío;
me he desgarrado de tu tierno abrazo
y lloro en mi infierno, tan vacío.

¡No quiero ser más “yo” y morir de frío!
¡No quiero más loco dolor impío!
¡Sí, quiero que me envuelvas en tus brazos

y olvidar mi pasado en tu regazo!
Sí, quiero que me ames, tanto, tanto,
como no acierto a expresar en mi canto.


El rescate

Del agua brava ayer me recogiste,
salvando mi ilusión de ser ahogada,
mi torre de marfil, oscura y triste,
con sólo un beso tuyo fue tomada.

Rebelde he sido, oveja descarriada,
gacela loca y terca que te embiste,
volviendo tantas veces la mirada
al espejismo en que me descubriste.

Mas tú, sin conocer cansancio y sueño,
corriendo tras de mí, con gran desvelo,
jamás has desistido de tu empeño:

porque quieres amarme sin medida,
y quererte también fuese mi anhelo
mi querer quieres tú, más que a tu vida.


Soneto de amor

Como perlas de lluvia sobre rosas
derramas tus besos en mi boca
y mis manos florecen, abundosas,
cuando me arraigo hondo en ti, mi roca.

No es que sea estéril ni vacía
mi voluntad humana y mi valía,
mas necesita de tu luz divina:
el sol fecunda el agua cristalina.

Pues sólo en agua calma y sosegada
florecen los nenúfares de seda,
y sólo en el silencio de la amada

el amante susurra con voz queda.
Quiero yacer en ti, sin hacer nada,
dejando que me ames como quieras.


Soneto de la luz

-Hay dos clases de luces en el mundo
-cantaba un ciego en callejón inmundo-
la de las estrellas y el sol jocundo
y la que arde en el corazón profundo.

Sin luz del día tal vez me confundo,
pero si mi alma brilla no me hundo.
Puedo vivir sin sol ni primavera
si en mi interior florece esta hoguera.

Al amor de esta luz que me atempera
podré mirar las cosas desde dentro,
aunque no vea su color por fuera,

y sentiré cómo vibra su centro.
Lo efímero será fugaz estrella;
lo eterno, sin pisar, dejará huella.


Inundaste mi vida de belleza

Inundaste mi vida de belleza
y me abriste los ojos para verla,
tú me alzaste del fango con presteza
y en tu alma me prendiste como perla.

Me enamoraste con delicadeza,
mas antes tú de mí estabas prendado;
mientras huía yo por la maleza
tú me seguías siempre, enamorado.

Y me alcanzaste con tu ligereza,
que raudo corre el corazón amante
y no lo frena viento ni aspereza.

Aún y así aguardaste, anhelante,
ante las puertas de mi fortaleza.
Rindióme tu amor dulce y llameante.


Me amas cada nuevo atardecer

Me amas cada nuevo atardecer
con besos de crepúsculo y sonrojos
que destilan fuego y oro en mis ojos
mientras el día tiende a fenecer.

Me amas y me haces florecer
colmando sin medida mis antojos,
apartado de mi senda los abrojos;
tu belleza me hace renacer.

Y en cada nueva fúlgida alborada
de cielo claro y límpido rocío
me bañas con la miel de tu mirada,

más dulce que la luz arrebolada
que enciende en llamas la mar azulada.
Yo soy tu gozo y tú... eres el mío.


Quise ser cual diosa

Amor, tú sabes que soy ambiciosa,
pues quiero ser tu vida y el receso,
oasis donde encuentres tu embeleso,
¿acaso he creído ser cual diosa?

Quisiera ser como fuente abundosa,
tu sombra refrescante, tu posada,
donde halles mi calor tras tu jornada
¡mas en tus brazos soy tan poca cosa!

Envuelta en ti suplico, temblorosa,
la vanidad perdí, soy indigente,
y por tus besos desfallezco ansiosa.

Jamás fue tu mirada indiferente,
me hiciste sentir cual perla preciosa,
y prendiste en mi hogar un fuego ardiente.


Ansío cubrirte con mi marea

Ansío cubrirte con mi marea,
mi piel se transforma en oleaje
y mis manos te exploran con coraje,
tú eres la isla que mi amor desea.

El soplo de la aurora el mar orea
y enciende en mí pasión tierna y salvaje,
te busco hasta el recóndito paraje,
allí donde tu fuego arde y llamea.

El sol besará el azul horizonte,
se sonrojarán las olas heladas,
la luz llenará el regazo del monte,

y nos alzaremos con almas aladas.
Tu cuerpo en el mío será polizonte
y yo te hundiré en mis aguas osadas.


El sueño

Más cálido que el maternal regazo,
Más dulce que el amor de madre e hijo,
En tu pecho encuentro mi cobijo
Y me duermo abandonada en tu abrazo.

Corro a tu calor y a ti me enlazo
Como hiedra en la tapia del cortijo,
No duele el mal de amores, ¿quién lo dijo?
Y no es una prisión su dulce lazo.

Envuelta y abrigada en tu confianza
El sueño cierne sobre mí sus alas,
Tu voz es suave arrullo de palomas.

Yaciendo en ti a mis sueños te asomas,
Meciéndome en tu luminosa danza,
Con tu aliento de flores me regalas.


Soneto al revés a la vida…

La vida es un torrente impetuoso
que preña de música y de gozo
el cauce que dibuja en el desierto.

Sembrando belleza sin reposo,
inunda de colores y alborozo
el genio creador que está despierto.

La vida es palabra que aletea
y arraiga en el alma impetuosa,
buscando la luz, como la rosa
que el beso del sol cálido desea.

Abrasa sin quemar, ardiente tea,
nacida de una fuente generosa,
que arrecia y que transforma toda cosa,
derrámase en espléndida marea.

...que se derrama generosa

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