jueves, 15 de febrero de 2007

A caballo

"A lomos del caballo, se sentía distinta. Era como crecer de repente. Ahora era una mujer. Sólo tenía ocho años, pero se sentía inmensa. El viento de la pradera peinó sus trenzas deshechas y le frotó el cuerpo con sus alas. El lomo del animal se agitaba, vivo, entre sus muslos. Y fue entonces cuando lo sintió.
Sintió la fuerza. Sintió el poder. Paladeó el sabor agreste de la libertad."

De La hija del Mediodía. Capítulo 3.

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